La Comedia Romántica
Publicado por
Hernán Rodríguez D.
on miércoles, 29 de mayo de 2013
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En
el siguiente ensayo, analizaré desde un punto de vista sociológico la película
“It Happened One Night” (1934) de Frank Capra, en contraposición con una
comedia romántica actual, “Garden State” (2004) de Zach Braff, ambas de la
misma nacionalidad (Estados Unidos).
La
película de Capra se enmarca dentro de una profunda crisis económica, conocida
como la depresión del 29’, originada en Estados Unidos y posterior a una época
de prosperidad del mismo país, debido a las ganancias de armamentos de la
primera guerra mundial. Es en éste momento de cambios tan repentinos y
drásticos en donde la comedia romántica americana tiene su auge, con la clásica
línea argumentativa “chico conoce a chica” pero con diversos tintes que le
entregaron frescura. El público norteamericano, que acostumbraba a ver
películas en donde se reflejaba a la clase aristocrática como en las cintas de
Lubitsch, volcó su atención hacia historias con un sentido popular y con
personajes principales de clase media como es el caso del protagonista de “It
Happened One Night”, Peter Warne, un periodista pícaro que trata a como de
lugar conseguir una historia para el diario en el que trabaja y lo hace, por
supuesta casualidad, con una mujer aristócrata mimada que arranca de su padre,
Ellen Andrews. De alguna forma, esta película contrapone estos dos mundos, el
de la clase acaudalada y, el de la mayoría de las personas en ese entonces, la
clase media que debe arreglárselas de cualquier forma para sobrellevar el
difícil momento económico que atravesaban, Ellen es una chica totalmente ajena
a esta realidad, para ella la vida se encuentra solucionada por su padre y
asegurada por su esposo, también millonario.
Es
interesante rescatar, que dentro de la comedia romántica, ambos personajes
parece nunca estar interesados en el otro y, que por circunstancias “casuales”
de la vida se logran conocer, ya que de otra forma hubiera sido imposible que
ambas clases socio-económicas pudieran crear lazos. En éste caso, Ellen logra
llamar la atención del periodista ya que se encuentra desesperada y este, acude
a regañadientes al auxilio de una niña
que parece estar acostumbrada a irse con
la suya. Lo que Capra pretende mostrarnos con éstas situaciones, es una
parodia de ambos mundos, que mediante el contacto de sus diferencias logran
crear escenas hilarantes, con acciones que van desde un largo viaje en bus hasta
la búsqueda de alojamiento y comida sin tener un peso, llamando la atención las
reacciones que cada personaje tiene sobre la misma situación, en el caso de
Peter, siempre manteniendo y ejecutando algún plan para salir airoso de las
momentos más complicados, y en el de Ellen, actuando como una niña consentida,
quedándose de brazos cruzados, con ataques de ira. Ambas actitudes parecieran
ser posturas que el director devela a su público, insinuando y proponiendo la
actitud que cada persona toma en momentos de crisis, como los que se vivían en
aquella época. ¿Qué sucede en la actualidad?
Para
ejemplificar éste salto de estructuras sociales y contextos, he querido
ilustrar con una película independiente del año 2004, escrita, dirigida y
protagonizada por una misma persona, cuya cinta refleja una situación en forma,
totalmente diferente a la de Capra, pero que sin embargo mantiene la línea argumentativa
principal: “chico conoce a chica”. En “Garden State” Andrew regresa a su casa
para el funeral de su madre, a la que había dejado en silla de ruedas tras
lanzarla por las escaleras, por lo que su padre, casualmente psiquiatra, decide
administrarle fuertes dosis de medicamentos, sin siquiera padecer una
enfermedad grave. Durante este viaje, y en la sala de espera de un nuevo
psiquiatra, conoce a Sam una chica que se interesa en él, pero que desde su
perspectiva le es totalmente indiferente. Finalmente, Sam que resulta ser una
mentirosa crónica pero que le abre las puertas de su vida, Andrew siente que
Sam es una persona totalmente diferente a las demás, con la que logra abrir su
corazón y confiar plenamente en ella.
Desde
el punto de vista del género cinematográfico, esta película no resulta ser
estrictamente una comedia, pero al igual que en “It Happened One Night”, los
roces entre ambos personajes, resultan en su mayoría en escenas cómicas sobre
el encuentro de dos formas de vidas muy parecidas en estructura pero
absolutamente contrarias en espíritu, por lo que dan origen a una dinámica
complementaria. Andrew decide alejar a Sam de su vida por parecerle nociva y
esta, con sentido del humor, intenta alivianar la trágica vida que le antecede.
Ambas cintas, logran tensionar su narración mediante la presentación de entornos que parecen hostiles, con protagonistas
queriendo arrancar del destino de sus propias vidas pero que casualmente hallan
a alguien dispuesto a ayudarles y, de paso, cambiarles la perspectiva de la
vida, enfocándolos en valores como la capacidad de resiliencia frente a la adversidad.
Si
observamos el contexto de “Garden State”, vemos conflictos de individuos atormentados,
marcados por enfermedades mentales y ataques de ira, descontentos con su grupo familiar,
con poca o nula inserción social, conflictos totalmente actuales de la sociedad
occidental, que al presentarse de ésta forma, parecen sólo conflictos de
adolescentes y no grandes luchas del rompimiento de esquemas y estructura
socioculturales, como es el caso de Ellen que, viviendo en una jerarquía patriarcal
en donde el papel de la mujer era someterse, decide arrancarse del destino que
su padre le imponía. En el caso de Andrew, este logra comprender que su
supuesta ira se debe a una etiqueta, que sin ahondar más allá, su padre había
decidido colarle y lo que realmente necesitaba era la confianza de un personaje
como Sam que aunque fuera epiléptica, con rituales extraños, con pasajes de su
vida inventados, pero que sin embargo lograban mantenerla tranquila.
De
esta forma, podemos encontrar que lo antes podía parecer cómico, puede seguirlo
siendo pero disimulando la misma historia añeja. En el caso de “Garden State”
asistimos a una mixtura, tanto de temas como géneros y motivaciones en los
personajes, asimilando las diferentes influencias desde el video clip, las
comedias de televisión y la enorme diversificación en la industria
cinematográfica, enmarcado a esta película al borde de un lenguaje hecho para
las masas, sin efectos visuales y con historias mínimas que de igual forma
resultan cautivantes. En la película de Capra, asistíamos al roce de dos
personalidades, que en el día de hoy pueden parecer estereotipadas, pero que en
ese entonces representaban constructos coherentes con la realidad. A lo que
apunto es que las películas actuales, intentan delinear personajes lo menos clichés
posibles, que es lo que las nuevas audiencias buscan (de hecho esta película
fue presentada en el festival Sundance, cuna de las películas independientes),
con características absolutamente singulares pero que paradójicamente resuelvan
sus problemas, por ajenos que parezcan, de la misma forma en la que siempre se
han resuelto. De esta forma, realizo la analogía de la depresión de los años 30
con la decadencia de la sociedad occidental, ambos contextos con orígenes y
consecuencias, que quizás vayan de la mano, pero en niveles de complejidad
diferente. Los temas que nos atañen ahora parecieran ser la violencia constante,
las historias de la clase media, la falta de comprensión entre generaciones de
padre e hijos, la falta de esparcimiento y ocio en la urbe, ¿Puede realmente
parecer cómico que dos personas con enfermedades mentales logren entenderse y
amarse? Suena paradójico, pero pareciera ser que el objetivo central de estas
comedias es develar, de que debajo las categorías como el status social,
económico y cultural, siempre existe una fibra que derriba todas esas barreras,
y nuestra primera impresión es reírnos, porque al igual que “las murallas de Jericó”, simbolizadas en la
manta que utilizaba Peter para no interrumpir a Ellen, nos intriga saber ¿Qué
pasa cuando ese muro se derriba? El cine, al igual que los sueños,
magistralmente nos permiten descubrirlo.
Antes y Después del Apocalipsis
Publicado por
Hernán Rodríguez D.
on lunes, 27 de mayo de 2013
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Durante
los últimos años la industria cinematográfica ha explotado diversas películas con
temáticas sobre el fin del mundo, la mayoría repletas de efectos especiales en
donde prima el asombro por catástrofes causadas por meteoritos, tsunamis,
terremotos, tornados, volcanes, cambios climáticos, etc. La visión que las
películas que Hollywood nos ha ofrecido residen en escenas de acción para
atraer masas en un espectáculo, muchas veces, carente de un discurso y con
personajes vacíos. Sin embargo, se han creado diversas películas al margen de
esta línea, llevadas a cabo más por autores que por directores de cine, los que
defienden un punto vista particular, es el caso de Melancholia (2011) y The
Road (2009).
Melancholia
es una película del reconocido director Lars Von Trier, uno de los precursores
del dogma 95’, el que cuestionó “las
posturas efectistas y la parafernalia hollywoodense”,
movimiento que actualmente se encuentra en desuso pero que de igual manera
sentó las bases para nuevos estilos fílmicos que se relacionan íntimamente con
el género documental (http://suite101.net/cine,
18/08/2009). En
ésta ocasión, Von Trier hace un guiño a la primera película del dogma, Festen
(1998) de Thomas Vinterberg en donde asistíamos a la celebración de una acomodada
familia danesa, pero que escondía un oscuro secreto. En Melancholia vemos la
celebración de una pomposa boda que Claire le prepara a su hermana Justine, la
que poco a poco se ve conflictuada de comprometerse con su novio de por vida,
incitada por su madre la que ve de ésta unión una forma de escape de un futuro
del que nadie va a ser testigo, la que señala: “disfrútalo mientras dure”. Por
medio de dos capítulos, Justine y Claire, se relatan los procesos de éstas dos
hermanas frente a un mismo hecho, las que se diferencian por la manera en la
que ven el mundo y cómo logran resolver sus problemas. Justine parece una
persona más curiosa y desligada del mundo material, la que finalmente decide
escuchar a su madre, por lo que decide no comprometerse,
sospechando que algo terrible está a punto de suceder. Claire, en cambio,
parece una persona más “estable” y resuelta como mujer, esposa y madre.
Ostentando junto con su marido, de un acaudalado pasar, además de juzgar las actitudes
de Justine y su madre. Sin embargo, dicha estabilidad se ve interrumpida por la
aproximación de un planeta que se mantenía escondido detrás del sol;
Melancholia. El esposo de Claire, aficionado a la astronomía es
consciente de la probable colisión de este planeta con la tierra, pero es
incapaz de mantener a su esposa tranquila, la que comienza a sentirse
preocupada por el eventual desastre. El director de ésta cinta nos propone, más allá de la tensión por la colisión entre dos planetas, el enfrentamiento de
dos personas diametralmente opuestas, el punto de vista que se nos propone es de
un mundo racional concreto que se impone frente a un mundo espiritual más
emocional, representados por Claire y Justine respectivamente.
En
la película The Road de John Hillcoat, somos partícipes de un escenario
post-apocalíptico del que en ningún momento se nos señala con exactitud qué fue
lo que pasó con la tierra. Se logra evidenciar que las personas que quedaron
vivas, apenas pueden sobrevivir frente a un paisaje desolador, provocado
probablemente por movimientos tectónicos y actividad volcánica. Es en éste
escenario en que un padre y su hijo, transitan hacia el sur por una carretera
en el que durante toda la película se mantiene de un color gris, con
construcciones destruidas y el colapso de toda una sociedad, cubierta por
ceniza. Por medio de varios flash-backs nos podemos enterar que la madre decide
hacerse a un lado, de alguna forma, para evitarle más sufrimiento a su hijo, el
que recibe el cuidado de un padre que conserva dos balas en un arma para darse
un tiro en la boca cuando sea necesario, ya que además los pocos grupos de
personas que aún se mantienen con vida, se han volcado hacia el canibalismo por
la escasez de alimentos. En ésta cinta, llegamos a una historia íntima en medio
de una catástrofe mundial, en la que prevalecen y se sostienen pequeños gestos
como la preocupación de salvaguarda la “llama” que existe al interior nuestro,
determinando así por regla única nunca alimentarse de otro ser humano.
En
ambas cintas, existe un conflicto que se extrapola en una atmósfera donde
gobierna el caos y en la pérdida de los valores humanos más esenciales, los que
son eclipsados con los actos más perversos. Ambos apocalipsis ilustran una relación
simbiótica entre la catástrofe natural y la psicología de los personajes, en
donde el “efecto visual” no trasciende por sobre el desarrollo de personajes,
mostrando paralelamente el deterioro de nuestro hábitat y el de nuestras relaciones
personales. No es coincidencia que estas películas, producidas con presupuestos
relativamente humildes, al margen de campañas publicitarias estruendosas, hayan
dado mucho que hablar en festivales y en la crítica especializada, en un clima
en donde se abordaba el 21 de Diciembre de 2012 como el advenimiento de un
posible fin del mundo.
Desde la aparición del concepto del calentamiento global,
con el documental An Inconvenient Truth (2006) realizado por Al Gore, es que ha
habido cambio de paradigma sobre la crisis medioambiental y es que por
primera vez existe conciencia colectiva de apuntarnos a nosotros mismos como
los primeros responsables del actual trastorno planetario, y en el caso de las películas
que he hecho mención, pareciera ser que el punto vista radica en que las
actitudes nocivas del ser humano son casi inherentes a nuestra existencia. Sin
ir más lejos, para el terremoto del año
2010 en Chile ocurrieron circunstancias muy parecidas, ya que debido a
la preocupación por una eventual escasez de alimentos se comenzaron a saquear
supermercados y luego, comenzó el robo entre los mismos vecinos los que se
tuvieron que ver en la obligación de hacer vigilancia con armas en sus propias
casas ¿Qué es lo que entra en conflicto ante un inminente fin del mundo?
¿Nuestro perfecto mundo creado a semejanza de nuestra avaricia y egoísmo?
Es así por ejemplo que en The Road, nos vemos reflejados por un padre que a medida
que ve inalcanzable la prolongación de su vida y la de su hijo, comienza a
abandonar la empatía por el ser humano, su impotencia le genera un rechazo
hacía el anciano con el que se encuentran en el camino y se siente con la libertad
de poder humillar al hombre de color, al que hace desvestirse como una alegoría
de la misma degradación del que también es víctima, pero es su propio hijo que, a pesar de estar acostumbrado a la frialdad con la que actúan las personas, considera justo darles un poco de dignidad, incluso en el escenario más hostil que la humanidad
pudiera conocer.
En
Melancholia, luego del enfrentamiento de ambas hermanas, con una Claire al borde del colapso y con el
suicidio de su esposo, vemos el infructuoso intento de ésta de escapar con su
hijo en brazos, bajo una lluvia de granizos que se contrasta con una cancha de
golf, todos lujos que luego de que el planeta deje de existir no tendrán
ningún valor, es así como podemos sostener que Von Trier realiza una parodia
siniestra de la clase alta de nuestra sociedad, en donde se propone desarmar la vida de muchas personas que basan sus relaciones personales en la obtención y entrega de cosas, develando una carencia de afectos en un sistema que parece no dar respiro a las rutinas. Es por eso que Justine
se mantiene intacta frente a éste apoteósico final, y es quien lograr apoyar al
niño, que no es capaz de entender el colapso de sus padres, abrazados a
la histeria y a la desesperación. La
figura del niño es transversal en las dos películas, en donde la narración nos
invita a reconocer la pureza e inocencia que hemos perdido en una sociedad decadente
liderada por adultos que se han disipado en un materialismo que sólo alimenta
sus egos.
Von
Trier plantea un apocalipsis en donde entierra cualquier doctrina, inclinándose
por una relativización de las emociones de la protagonista, mostrando a una Justine aparentemente
indiferente a medida que Melancholia se acerca a la tierra, pero que alberga en
una modesta “cueva mágica” la protección necesaria para enfrentarse a la inevitable catástrofe, y que es suficiente para amparar al niño de la desesperación de sus
padres, afirmando como último mensaje: “Papá dijo que no había ningún lugar donde esconderse”, en The Road, el
padre luego de haber sufrido defendiendo a su hijo, en su lecho de muerte
menciona que la única forma de prevalecer es manteniendo ante cualquier
situación el arma en la mano. Ambos padres, de alguna forma nos obligan a
recordar la ley de selección natural, uno de los tantos postulados científicos
que en muchas oportunidades ha sido manipulado para obtener beneficios de los
más débiles, me pregunto entonces ¿Es realmente éste un mundo en donde los más
fuertes prevalecen? Porque no basta sólo con sobrevivir, sino también de saber
convivir pero sin embargo necesitamos constantemente demostrar nuestro poder
frente al otro, en una dinámica del terror en un sistema jerárquico en donde la
superioridad se alimenta de la subyugación del resto, porque lo que
presenciamos en éstas películas es un reflejo de lo que realmente podría
suceder si un planeta colisionara con nosotros o si el hambre y el canibalismo
fuera nuestro más grande enemigo, en el fondo siempre hemos buscado en
las carencias del otro una manera de sentirnos salvados frente a nuestros
propios defectos.