La Comedia Romántica

En el siguiente ensayo, analizaré desde un punto de vista sociológico la película “It Happened One Night” (1934) de Frank Capra, en contraposición con una comedia romántica actual, “Garden State” (2004) de Zach Braff, ambas de la misma nacionalidad (Estados Unidos).


La película de Capra se enmarca dentro de una profunda crisis económica, conocida como la depresión del 29’, originada en Estados Unidos y posterior a una época de prosperidad del mismo país, debido a las ganancias de armamentos de la primera guerra mundial. Es en éste momento de cambios tan repentinos y drásticos en donde la comedia romántica americana tiene su auge, con la clásica línea argumentativa “chico conoce a chica” pero con diversos tintes que le entregaron frescura. El público norteamericano, que acostumbraba a ver películas en donde se reflejaba a la clase aristocrática como en las cintas de Lubitsch, volcó su atención hacia historias con un sentido popular y con personajes principales de clase media como es el caso del protagonista de “It Happened One Night”, Peter Warne, un periodista pícaro que trata a como de lugar conseguir una historia para el diario en el que trabaja y lo hace, por supuesta casualidad, con una mujer aristócrata mimada que arranca de su padre, Ellen Andrews. De alguna forma, esta película contrapone estos dos mundos, el de la clase acaudalada y, el de la mayoría de las personas en ese entonces, la clase media que debe arreglárselas de cualquier forma para sobrellevar el difícil momento económico que atravesaban, Ellen es una chica totalmente ajena a esta realidad, para ella la vida se encuentra solucionada por su padre y asegurada por su esposo, también millonario.

Es interesante rescatar, que dentro de la comedia romántica, ambos personajes parece nunca estar interesados en el otro y, que por circunstancias “casuales” de la vida se logran conocer, ya que de otra forma hubiera sido imposible que ambas clases socio-económicas pudieran crear lazos. En éste caso, Ellen logra llamar la atención del periodista ya que se encuentra desesperada y este, acude a regañadientes al auxilio de una niña que parece estar acostumbrada a irse con la suya. Lo que Capra pretende mostrarnos con éstas situaciones, es una parodia de ambos mundos, que mediante el contacto de sus diferencias logran crear escenas hilarantes, con acciones que van desde un largo viaje en bus hasta la búsqueda de alojamiento y comida sin tener un peso, llamando la atención las reacciones que cada personaje tiene sobre la misma situación, en el caso de Peter, siempre manteniendo y ejecutando algún plan para salir airoso de las momentos más complicados, y en el de Ellen, actuando como una niña consentida, quedándose de brazos cruzados, con ataques de ira. Ambas actitudes parecieran ser posturas que el director devela a su público, insinuando y proponiendo la actitud que cada persona toma en momentos de crisis, como los que se vivían en aquella época. ¿Qué sucede en la actualidad?


Para ejemplificar éste salto de estructuras sociales y contextos, he querido ilustrar con una película independiente del año 2004, escrita, dirigida y protagonizada por una misma persona, cuya cinta refleja una situación en forma, totalmente diferente a la de Capra, pero que sin embargo mantiene la línea argumentativa principal: “chico conoce a chica”. En “Garden State” Andrew regresa a su casa para el funeral de su madre, a la que había dejado en silla de ruedas tras lanzarla por las escaleras, por lo que su padre, casualmente psiquiatra, decide administrarle fuertes dosis de medicamentos, sin siquiera padecer una enfermedad grave. Durante este viaje, y en la sala de espera de un nuevo psiquiatra, conoce a Sam una chica que se interesa en él, pero que desde su perspectiva le es totalmente indiferente. Finalmente, Sam que resulta ser una mentirosa crónica pero que le abre las puertas de su vida, Andrew siente que Sam es una persona totalmente diferente a las demás, con la que logra abrir su corazón y confiar plenamente en ella.

Desde el punto de vista del género cinematográfico, esta película no resulta ser estrictamente una comedia, pero al igual que en “It Happened One Night”, los roces entre ambos personajes, resultan en su mayoría en escenas cómicas sobre el encuentro de dos formas de vidas muy parecidas en estructura pero absolutamente contrarias en espíritu, por lo que dan origen a una dinámica complementaria. Andrew decide alejar a Sam de su vida por parecerle nociva y esta, con sentido del humor, intenta alivianar la trágica vida que le antecede. Ambas cintas, logran tensionar su narración mediante la presentación de  entornos que parecen hostiles, con protagonistas queriendo arrancar del destino de sus propias vidas pero que casualmente hallan a alguien dispuesto a ayudarles y, de paso, cambiarles la perspectiva de la vida, enfocándolos en valores como la capacidad de resiliencia frente a la adversidad.

Si observamos el contexto de “Garden State”, vemos conflictos de individuos atormentados, marcados por enfermedades mentales y ataques de ira, descontentos con su grupo familiar, con poca o nula inserción social, conflictos totalmente actuales de la sociedad occidental, que al presentarse de ésta forma, parecen sólo conflictos de adolescentes y no grandes luchas del rompimiento de esquemas y estructura socioculturales, como es el caso de Ellen que, viviendo en una jerarquía patriarcal en donde el papel de la mujer era someterse, decide arrancarse del destino que su padre le imponía. En el caso de Andrew, este logra comprender que su supuesta ira se debe a una etiqueta, que sin ahondar más allá, su padre había decidido colarle y lo que realmente necesitaba era la confianza de un personaje como Sam que aunque fuera epiléptica, con rituales extraños, con pasajes de su vida inventados, pero que sin embargo lograban mantenerla tranquila.

De esta forma, podemos encontrar que lo antes podía parecer cómico, puede seguirlo siendo pero disimulando la misma historia añeja. En el caso de “Garden State” asistimos a una mixtura, tanto de temas como géneros y motivaciones en los personajes, asimilando las diferentes influencias desde el video clip, las comedias de televisión y la enorme diversificación en la industria cinematográfica, enmarcado a esta película al borde de un lenguaje hecho para las masas, sin efectos visuales y con historias mínimas que de igual forma resultan cautivantes. En la película de Capra, asistíamos al roce de dos personalidades, que en el día de hoy pueden parecer estereotipadas, pero que en ese entonces representaban constructos coherentes con la realidad. A lo que apunto es que las películas actuales, intentan delinear personajes lo menos clichés posibles, que es lo que las nuevas audiencias buscan (de hecho esta película fue presentada en el festival Sundance, cuna de las películas independientes), con características absolutamente singulares pero que paradójicamente resuelvan sus problemas, por ajenos que parezcan, de la misma forma en la que siempre se han resuelto. De esta forma, realizo la analogía de la depresión de los años 30 con la decadencia de la sociedad occidental, ambos contextos con orígenes y consecuencias, que quizás vayan de la mano, pero en niveles de complejidad diferente. Los temas que nos atañen ahora parecieran ser la violencia constante, las historias de la clase media, la falta de comprensión entre generaciones de padre e hijos, la falta de esparcimiento y ocio en la urbe, ¿Puede realmente parecer cómico que dos personas con enfermedades mentales logren entenderse y amarse? Suena paradójico, pero pareciera ser que el objetivo central de estas comedias es develar, de que debajo las categorías como el status social, económico y cultural, siempre existe una fibra que derriba todas esas barreras, y nuestra primera impresión es reírnos, porque al igual que  “las murallas de Jericó”, simbolizadas en la manta que utilizaba Peter para no interrumpir a Ellen, nos intriga saber ¿Qué pasa cuando ese muro se derriba? El cine, al igual que los sueños, magistralmente nos permiten descubrirlo. 

Antes y Después del Apocalipsis

  
Durante los últimos años la industria cinematográfica ha explotado diversas películas con temáticas sobre el fin del mundo, la mayoría repletas de efectos especiales en donde prima el asombro por catástrofes causadas por meteoritos, tsunamis, terremotos, tornados, volcanes, cambios climáticos, etc. La visión que las películas que Hollywood nos ha ofrecido residen en escenas de acción para atraer masas en un espectáculo, muchas veces, carente de un discurso y con personajes vacíos. Sin embargo, se han creado diversas películas al margen de esta línea, llevadas a cabo más por autores que por directores de cine, los que defienden un punto vista particular, es el caso de Melancholia (2011) y The Road (2009).


Melancholia es una película del reconocido director Lars Von Trier, uno de los precursores del dogma 95’, el que   cuestionó “las posturas efectistas y la parafernalia hollywoodense”, movimiento que actualmente se encuentra en desuso pero que de igual manera sentó las bases para nuevos estilos fílmicos que se relacionan íntimamente con el género documental (http://suite101.net/cine, 18/08/2009). En ésta ocasión, Von Trier hace un guiño a la primera película del dogma, Festen (1998) de Thomas Vinterberg en donde asistíamos a la celebración de una acomodada familia danesa, pero que escondía un oscuro secreto. En Melancholia vemos la celebración de una pomposa boda que Claire le prepara a su hermana Justine, la que poco a poco se ve conflictuada de comprometerse con su novio de por vida, incitada por su madre la que ve de ésta unión una forma de escape de un futuro del que nadie va a ser testigo, la que señala: “disfrútalo mientras dure”. Por medio de dos capítulos, Justine y Claire, se relatan los procesos de éstas dos hermanas frente a un mismo hecho, las que se diferencian por la manera en la que ven el mundo y cómo logran resolver sus problemas. Justine parece una persona más curiosa y desligada del mundo material, la que finalmente decide escuchar a su madre, por lo que decide no comprometerse, sospechando que algo terrible está a punto de suceder. Claire, en cambio, parece una persona más “estable” y resuelta como mujer, esposa y madre. Ostentando junto con su marido, de un acaudalado pasar, además de juzgar las actitudes de Justine y su madre. Sin embargo, dicha estabilidad se ve interrumpida por la aproximación de un planeta que se mantenía escondido detrás del sol; Melancholia. El esposo de Claire, aficionado a la astronomía es consciente de la probable colisión de este planeta con la tierra, pero es incapaz de mantener a su esposa tranquila, la que comienza a sentirse preocupada por el eventual desastre. El director de ésta cinta nos propone, más allá de la tensión por la colisión entre dos planetas, el enfrentamiento de dos personas diametralmente opuestas, el punto de vista que se nos propone es de un mundo racional concreto que se impone frente a un mundo espiritual más emocional, representados por Claire y Justine respectivamente.



En la película The Road de John Hillcoat, somos partícipes de un escenario post-apocalíptico del que en ningún momento se nos señala con exactitud qué fue lo que pasó con la tierra. Se logra evidenciar que las personas que quedaron vivas, apenas pueden sobrevivir frente a un paisaje desolador, provocado probablemente por movimientos tectónicos y actividad volcánica. Es en éste escenario en que un padre y su hijo, transitan hacia el sur por una carretera en el que durante toda la película se mantiene de un color gris, con construcciones destruidas y el colapso de toda una sociedad, cubierta por ceniza. Por medio de varios flash-backs nos podemos enterar que la madre decide hacerse a un lado, de alguna forma, para evitarle más sufrimiento a su hijo, el que recibe el cuidado de un padre que conserva dos balas en un arma para darse un tiro en la boca cuando sea necesario, ya que además los pocos grupos de personas que aún se mantienen con vida, se han volcado hacia el canibalismo por la escasez de alimentos. En ésta cinta, llegamos a una historia íntima en medio de una catástrofe mundial, en la que prevalecen y se sostienen pequeños gestos como la preocupación de salvaguarda la “llama” que existe al interior nuestro, determinando así por regla única nunca alimentarse de otro ser humano.  

En ambas cintas, existe un conflicto que se extrapola en una atmósfera donde gobierna el caos y en la pérdida de los valores humanos más esenciales, los que son eclipsados con los actos más perversos. Ambos apocalipsis ilustran una relación simbiótica entre la catástrofe natural y la psicología de los personajes, en donde el “efecto visual” no trasciende por sobre el desarrollo de personajes, mostrando paralelamente el deterioro de nuestro hábitat y el de nuestras relaciones personales. No es coincidencia que estas películas, producidas con presupuestos relativamente humildes, al margen de campañas publicitarias estruendosas, hayan dado mucho que hablar en festivales y en la crítica especializada, en un clima en donde se abordaba el 21 de Diciembre de 2012 como el advenimiento de un posible fin del mundo.

Desde la aparición del concepto del calentamiento global, con el documental An Inconvenient Truth (2006) realizado por Al Gore, es que ha habido cambio de paradigma sobre la crisis medioambiental y es que por primera vez existe conciencia colectiva de apuntarnos a nosotros mismos como los primeros responsables del actual trastorno planetario, y en el caso de las películas que he hecho mención, pareciera ser que el punto vista radica en que las actitudes nocivas del ser humano son casi inherentes a nuestra existencia. Sin ir más lejos, para el terremoto del año  2010 en Chile ocurrieron circunstancias muy parecidas, ya que debido a la preocupación por una eventual escasez de alimentos se comenzaron a saquear supermercados y luego, comenzó el robo entre los mismos vecinos los que se tuvieron que ver en la obligación de hacer vigilancia con armas en sus propias casas ¿Qué es lo que entra en conflicto ante un inminente fin del mundo? ¿Nuestro perfecto mundo creado a semejanza de nuestra avaricia y egoísmo? 

Es así por ejemplo que en The Road, nos vemos reflejados por un padre que a medida que ve inalcanzable la prolongación de su vida y la de su hijo, comienza a abandonar la empatía por el ser humano, su impotencia le genera un rechazo hacía el anciano con el que se encuentran en el camino y se siente con la libertad de poder humillar al hombre de color, al que hace desvestirse como una alegoría de la misma degradación del que también es víctima, pero es su propio hijo que, a pesar de estar acostumbrado a la frialdad con la que actúan las personas, considera justo darles un poco de dignidad, incluso en el escenario más hostil que la humanidad pudiera conocer.

En Melancholia, luego del enfrentamiento de ambas hermanas,  con una Claire al borde del colapso y con el suicidio de su esposo, vemos el infructuoso intento de ésta de escapar con su hijo en brazos, bajo una lluvia de granizos que se contrasta con una cancha de golf, todos lujos que luego de que el planeta deje de existir no tendrán ningún valor, es así como podemos sostener que Von Trier realiza una parodia siniestra de la clase alta de nuestra sociedad, en donde se propone desarmar la vida de muchas personas que basan sus relaciones personales en la obtención y entrega de cosas, develando una carencia de afectos en un sistema que parece no dar respiro a las rutinas. Es por eso que Justine se mantiene intacta frente a éste apoteósico final, y es quien lograr apoyar al niño, que no es capaz de entender el colapso de sus padres, abrazados a la histeria y a la desesperación. La figura del niño es transversal en las dos películas, en donde la narración nos invita a reconocer la pureza e inocencia que hemos perdido en una sociedad decadente liderada por adultos que se han disipado en un materialismo que sólo alimenta sus egos.

Von Trier plantea un apocalipsis en donde entierra cualquier doctrina, inclinándose por una relativización de las emociones de la protagonista, mostrando a una Justine aparentemente indiferente a medida que Melancholia se acerca a la tierra, pero que alberga en una modesta “cueva mágica” la protección necesaria para enfrentarse a la inevitable catástrofe, y que es suficiente para amparar al niño de la desesperación de sus padres, afirmando como último mensaje: “Papá dijo que no había ningún lugar donde esconderse”, en The Road, el padre luego de haber sufrido defendiendo a su hijo, en su lecho de muerte menciona que la única forma de prevalecer es manteniendo ante cualquier situación el arma en la mano. Ambos padres, de alguna forma nos obligan a recordar la ley de selección natural, uno de los tantos postulados científicos que en muchas oportunidades ha sido manipulado para obtener beneficios de los más débiles, me pregunto entonces ¿Es realmente éste un mundo en donde los más fuertes prevalecen? Porque no basta sólo con sobrevivir, sino también de saber convivir pero sin embargo necesitamos constantemente demostrar nuestro poder frente al otro, en una dinámica del terror en un sistema jerárquico en donde la superioridad se alimenta de la subyugación del resto, porque lo que presenciamos en éstas películas es un reflejo de lo que realmente podría suceder si un planeta colisionara con nosotros o si el hambre y el canibalismo fuera nuestro más grande enemigo, en el fondo siempre hemos buscado en las carencias del otro una manera de sentirnos salvados frente a nuestros propios defectos.