El "Ché" de Korda



“…la pancarta ideal para la épica. Vayas donde vayas, es imposible escapar de esa faz sempiterna, tocada con su halo de eternidad. El Che nos mira siempre.”

Esta fotografía que se tomó allá por el año 1960 resulta ser un de los hitos iconográficos de la modernidad, un antes y un después del retrato del siglo XX… un paradigma tal cual lo es el revolucionario que aparece en ella ya que con esta fotografía que Korda tomó del Che Guevara no sólo se plasmó una imagen y un ideal, sino que también la cultura de un continente, el paradigma que Latinoamérica también fue y continúa siendo,: una porción de tierra colonizada, descubierta por casualidad, dominada, consumida y vulnerable a los cambios que se puedan producir entre las grandes potencias industriales y bélicas… pero con figuras, resistencia y quimeras.

Los alcances iconográficos que esta imagen tiene son del orden simbólico y comercial, sin embargo no deja de ser una imagen con un personaje distante, su apacible actitud nos da entender algo que quizás esté errado de sus características reales. Un guerrillero que se hace mundialmente conocido después de haber fallecido, del que se realizan poleras para comercializarlas con tal éxito que ya pasa a formar parte del inconsciente colectivo, llevada por gente que muchas veces no tiene ni la menor idea con quién se está abanderizando -si el propio Ché viera la calamidad de la que es parte no perdonaría ni al mes ingenuo de sus seguidores- rostro de una prenda de vestir, producto del mercado, imagen falseada y consumida por “pose”. El éxito comercial de su imagen es indudable e impensada.

El Ché de Korda también inaugura una mirada (basada en la fotografía de mediados de los años 60’) hacia una Latinoamérica violenta, dominada y consumida por las luchas de independización que se dan por todo el territorio, acentuada en la Cuba revolucionaria. Frente a una utopía y una postura de rechazo hacia la sociedad que en esos años se nos imponía desde Norteamérica, la hegemonía de una sociedad capitalista, basada en la libre competencia… Ernesto Guevara de la Cerda precisamente no podía ser dominado por una técnica fotográfica ni por la concepción de una ideal pragmático, simplemente pasó a la historia por ser la figura central de “una batalla inconclusa entre dependencia y la independencia” no es el inicio ni el final. 

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