V de Velo


Para desafiar a un tejido es necesario develar el veredicto que este mismo oculta/protege. Para dejar ver, dejar ser, para dejar. Para poner en práctica los conceptos que Jacques Derrida expone en el texto "Velos", pretendo realizar una analogía, (la misma que él hace con Cristo) esta vez con la película “V de Vendetta”.

La imperfecta hegemonía del mundo se ha fracturado en un futuro no muy lejano debido a una parcial guerra nuclear, Inglaterra se aisla en una dictadura fascista que pretende ser la única salvación de un mundo regido por el caos, un caos sólo producido por los mismos líderes opresores de aquella nación, para tener el control total de su población alienándolos bajo el lema: “Fuerza a través de la unidad. Unidad a través de la fe “ detrás de este relato podemos distinguir al creador del complejo velo que se destrama en la cinta; el canciller Adam Sutler. El creador/inventor de esta veladura (similiar a la figura de Adolf Hitler) promete “paz y orden” a cambio de sumisión. Sin embargo el personaje de “V” es quien viene a rasgar las injusticias y genocidios que han jalado a la población en una ignorancia y absoluta confianza de la dimensión en la que han sido configurados.

“…cada palabra cuenta. Agarra, toca, jala, como un lazo, afecta y a veces rasga la piel, hiere, penetra bajo la superficie epidérmica…”

“V” planea crear una revolución anarquista inspirado en personaje histórico, Guy Fawkes, quien en 1605 planeó hacer explotar el parlamento de esa misma nación. Lo que el protagonista de esta película pretende realizar es tomar como punto estratégico (y final) la destrucción del Palacio Westminster, actual edificio que alberga las 2 cámaras del parlamento Británico, para dejar en evidencia que el poder puede ser vulnerado, que las construcciones sí se identifican y simbolizan el poder de un país. Relacionando esta idea con el concepto que Heidegger nos hace en “construir, habitar, pensar” :

“…La esencia del construir es el dejar habitar. Sólo si somos capaces de habitar podemos construir. El habitar es el rasgo fundamental de los mortales…”

“V” está dicidido a eliminar a todos los pliegues del que participaron en la transmutación de su carácter y perfil vengativo, en contra de ideología instaurada, además de darle a las masas el valor de poder decidir transmutar el veredicto de alienación e ignorancia, utilizando la invasión de los medios de comunicación, medios que estuvieron siempre controlados por Sutler para implantar las ideas que se le antojaran.

Su verdad por el momento es designada como “terrorista” por tanto tiene que pobrar primero a la gente para hacerles pensar durante 1 año, hasta el 5 de Noviembre del próximo año (fecha que celebra a Guy Fawkes). Durante este tiempo entrena a Evey, entregándole las armas para poder enfrentar la revelación sin miedo.

Los elementos de su veladura consisten en citas a filósofos, la sinfonía 1812 de Tchaikovski, el asesinato de los mentores de “V”, su hogar que acumula piezas de arte, el Corán, artículos antiguos como muebles y aparatos tecnológicos extintos, la impresión que hace en Evey de su trauma, la incitación de anarquía a la población… el asesinato de Adam Sutler, quien sigue apareciendo en la televisión mientras es condenado a caer. Para luego entregarle a Evey el poder de hacer funcionar el metro lleno de pólvora que se dirige al parlamento. De fondo con la música de Tchaikovski que indica que hay quitarse a los tiranos de encima. Además de destruir el poder legislativo de una nación que cree en la unidad a la fuerza, en la sumisión de una cantidad de pliegues que no dejan ver la real experiencia a la que han sido expuestos, controlados y aislados. Con la muerte de la mítica construcción del parlamento existe sólo el tejido de la anarquía “que significa sin lideres, no sin orden”. Dándonos a entender que la alienación que vivimos actualmente en la sociedad enajenada por la globalización es igual de compleja que la expuesta en esta historia de ficción. En donde presenciamos el ataque de las torres gemelas como una flaqueza del sistema, un pliegue que nos ha ido formando y transmutando más aún, viviendo en un imperio de la paranoia.

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